Son diez para la una de la mañana, y mientras las pruebas que se supone debo revsar descansan sobre mi cama, e insistentemente contamino el living de mi departamento con humo de cigarro (excelente medida antisistémica, considerando el clima) continúo rumiando los pensamientos que han invadido mi cabeza durante todo el día. Todo es un distractivo. Desde el juego de video que juega mi hermano (el cual ya terminé), hasta el siempre cambiante e interesante comportamiento de los peces en el acuario. No he podido sacar de mi cabeza la idea de que no estoy haciendo lo que quiero. Nada parece tener sentido en estos momentos. Al fin y al cabo no he logrado nada de lo que quería.
Mientras revisaba el Artes y Pegas, me encontré con la crítica que le hacía el célebre (en mis círculos) Grinor Rojo al último libro de un antiguo conocido mío, Javier Bello. Una persona muy interesante, tanto intelectualmente, como físicamente. Podríamos haber sido buenos amigos, o algo más que amigos en aquellos tiempos. Pero yo me ahueoné (que estupenda palabra, ahora que lo pienso, tan delicadamente conceptual y significativa. Estaba tratando de buscar un sinónimo más formal, pero me doy cuenta que no existe ninguno que consista de una sola palabra), como suelo hacerlo y por tonteras del destino perdí una agradable amistad. Claro que igual es recuperable. No hubo ninguna animadversión de por medio. Pero ese no es el punto. A lo que voy es que me siento un poco mal conmigo mismo por que no me ha resultado todo como quería. Mientras gente que ha cruzado por mi camino obtiene reconocimiento, simplemete por hacer lo que quiere, yo sigo tratando de hacer algo que no me gusta totalmente, sólo para poder ver si existe la oportunidad que todo esto cambie en un futuro. No se me confunda. No es necesariamente el reconocimiento lo que envidio, sinó que la capacidad de lograr el éxito haciendo lo que uno realmente quiere. Mientras hay quienes reciben reconocimiento internacional, y son comentados en periódicos de alto tiraje, yo no tengo tiempo ni de escribir este blog, que todavía espera recibir algún reconocimiento fuera de nuestro círculo, aunque fuera aparecer en una de esas vacías revistas universitarias (de universidad privada) que promocionan blogs. Y aún después de todo lo que he hecho, estoy en la incertidumbre de que no se que va a pasar de aquí a una semana. Claro, también debo reconocer que estas personas llevan un poco más de tiempo en las pistas, y yo recién estoy empezando. Pero la desventaja de empezar grande es que no estás lo suficientemente preparado para enfrentarlo. y no tengo tiempo para hacer lo que quiero, como especializarme, investigar, continuar buscando caminos. Me siento encarcelado en lo que estoy haciendo. Y todo simplemente, para poder tener los recursos para eventualmente seguir adelante. O estudio, o vivo. Ya tengo demasiadas responsabilidades, y lamentablemente me siguen apareciendo más y más. Y no me siento apoyado. Puedo sentirme orgulloso de que todo lo que he conseguido ha sido por mi obra y arte. Pero no se siente tan bien el saber que no hay nada debajo para sostenerte. El apoyo que recibo, que se agradece, de todas formas, no es suficiente. Es como caminar sobre un pliego de papel de arroz tensado sobre un precipicio de mil metros de profundidad, llevando una carga de 800 kilos. Auún así, es lo mas preciado para mí. Pero no es suficiente. Necesito al menos, menos responsabilidades.
Pero no se puede, por lo menos pasará algún tiempo en el cual tenga que aguantar esto. Pero luego pasará. Y lo sé. Y lo acepto. Pero en este momento, en este preciso momento me afecta demasiado. ¿Por qué? porque ahora, justo ahora una nueva responsabilidad se ha cernido sobre mí. Debo buscar, antes de dos semanas un nuevo lugar donde vivir. Con todo lo que eso implica: luchar contra la reticencia a que se me devuelva lo que me corresponde, coordinar los desalojaminetos (con todo lo que eso conlleva, conflictos, peleas, malentendidos y esas cosas) pero al menos hay algo positivo: Puedo cambiar por algo mejor, ya me deshice de un lastre que me afectaba demasiado a mí y a los que me rodeaban (uno ve caras, pero no corazones, mijo) y ahora podré disfrutar un poco más de libertad. Pero el proceso para lograrlo me abruma.
Al menos se viene la Pornostar Italiana pa hacer esto un poco más divertido.
See you next time.
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1 comentario:
No sabes cómo te entiendo...
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