22.12.03

El asado mas grande del mundo

Viernes, 12:25 am: Luego de interrumpir una agradable conversación con la madre de Eulogio para telefonear a Saturnino en forma fallida, y continuar esa conversación, mientras escribia un e-mail en mi teléfono, para sacarlo de internet; al fin me comuniqué con él para areglar la reunion en casa de Eulogio que me habia prometido. Desde el principio estuvo problematicamente dispuesto: “ay, si, podria seeer, pero es que tengo que hacer, pero yo te aviso si puedo o no” Al igual que mi madre, Saturnino nunca ha demostrado una definición que me permita aclarar mi posición, o sea no toman decisiones para que yo pueda tomar mi decisión, lo que no es una gran novedad... Luego de fijar la hora en que me iba a llamar para dejarme saber su decisión, para yo poder programar mi fin de semana y mis viajes, continuè la conversacion con la madre de Eulogio, la cual se extendió hasta pasadas las dos de la mañana. En ciertos momentos fue interesante, y en otros insustancial, pero siempre agradable. Luego me retire a mis aposentos a seguir leyendo The Vampire Lestat hasta las cuatro de la mañana. Al despertar (11:30 am) llamé a mi padre, una idea habia nacido en mi. Circa 14 horas me dirigí a la facultad y pasé una agradable tarde de destape con Lucrecia, Tristán y Anorexio, en la cual Lucrecia dijo muchas cosas lindas de cada uno. Me molestó no haberle dicho mucho de vuelta. Luego, Lucrecia se fue, y mientras esperábamos la llegada de Porfirio del Tránsito, hizo su primera aparición un pequeño demonio que llego a tirarse arriba mio, pensando, tal vez, que yo era un juguete. También llegó la hora señalada para que Saturnino me llamara... pasó, pasó y pasó... Luego de la llegada de Porfirio, el pequeño mounstro aparecio otra vez, esta vez alentado por mis contertulios a que abrazara y jugara con el “Tío Oso”... hmph, que agradable... era imparable. Afortunadamente, llegó su pasiva madre a semidetenerlo... hmph... Luego de eso seguimos con las agradables conversaciones, actividades lúdicas y discusiones acerca de los pormenores de la posibilidad de que vivieramos juntos. Tristán ya tenia todo planeado. Supongo que si yo no me volara escuchando música tambien sería así de ocioso.
La hora paso, pasó y volvió a pasar. Ni signos de la llamada, así que decidimos quedarnos hasta tarde. Salimos, Porfirió me regaló una cocada (¡oh!) y fui inocentemente a acompañarlos a tomar el ómnibus que les servía. “¿Vas a irte con nosotros?” me preguntó tristán “No”, respondí ”Tengo poca plata, así que voy a tomar la 601”. “Ah, Ok” recibí como respuesta. Ellos tomaron su ómnibus. Me dirigí a tomar el mío, que trazaba su recorrido cuatro cuadras hacia el sur de donde yo estaba. “Total” pensé “son recien las diez y media, es viernes, y además época pre navideña, entonces TIENE que pasar una micro”. Caminé un trecho con esa idea felizmente instalada en mi cabecita... “¿Y SI NO?” asaltó repentinamente mi consciencia “Pero ¿cómo tan mala suerte?...” me autorespondí... Cuarenta y cinco minutos después, comprobaba que la ley de Murphy nunca falla, cuando al pasar por fin la dichosa 601, venía fuera de servicio... Igual tuve que tomar dos micros, destrozando mi presupuesto.

Así llegué a la casa a las 12:05 am del día sábado directo al teléfono, a increpar al Irresponsable. “Ay si, disculpa, es que vengo recien llegando”. “Ya, será pos” Tuve que creerle, ya que nunca me ha dado motivos para no hacerlo (en estos casos, claro). “¿Y mañana?” pregunté”Igual, pero no sé porque tengo que terminar pos” me dijo “Pero dime ¿tenis ganas de venir o que?” dije “defínete, porque yo debo decidir según lo que tu me digas, tengo que ver si me voy a Fomelandia o no”. “Si, ok pero no te puedo llamar anes de las cinco ¿OK?” escapó otra vez. “Ya, si, ningun problema, pero llamame pos” “Si pos, no te preocupis” Si, claro...

Sábado, 12:30 pm. Abro los ojos “Hoy será un gran día, pero tengo sueño” La idea que habia nacido era quedarme en Santiago el fin de semana o irme con mi papá a Fomelandia. De todas formas me tenía que juntar con él para pedirle plata. Mi teléfono sonó incansablemente. Mi mamá: “Te vas a venir con tu papa?” me preguntó en esas interrogativas-imperativas que las mamás lanzan “No sé, me dijo que me iba a llamar”... Fui al persa con Eulogio quien se compró una copia del juego de El Retorno del Rey, que le salió mala y tuvo que pedir la plata de vuelta. Al final, volvimos a la casa pronto, a almorzar. Luego de almorzar, mi padre me llamó: “Hijo, vente altiro, y de ahí nos vamos a Fomelandia”. “Eh, ya, es que todavía no sé si me voy o no”.”Ah entonces quedese no mas, no se preocupe”. “Ah, es que no tengo plata”. “Ah, entonces vente altiro”... Me dio indicaciones de cómo llegar a donde él estaba (nunca había ido a su oficina) y colgó. Cinco quince de la tarde “Éste otro no me va a llamar”. En vista de eso, arreglé mi mochila como para irme, y salí. Estaba todo amarillento. El sol estaba cubierto por un velo de humo, cuyo aroma podía sentirse muy fácilmente. Al llegar al centro para tomar la segunda micro, me vi envuelto en lo que bien podría haber sido el asado mas grande del mundo. Era como caminar entremedio de un asado. Humo denso, que no dejaba ver mucho mas allá de 50 metros, y una lluvia de cenizas, que se pegaban al pelo, la ropa y los ojos (luego supe que habian sido tres incendios en distintas partes de la región). A pesar de los fuertes vientos, el humo no se disipaba y aguijoneó mis ojos (y los de toos los transeúntes) hasta que me subí a la segunda micro. En ese mismo momento, siento una vibración al costado de mi abdomen. Contesto: “Hijo, no voy a poder esperarte, te voy a dejar la plata con el cuidador” “ah, ok” le respondí desilucionado por que quería irme, o al menos, desearle una feliz navidad antes de que saliera de Chile. Pero bueno, será pos. Seguí sus instrucciones, y me bajé donde me dijo, clao que, sus instrucciones no fueron muy precisas y, sumado a la estupidez de la persona que me dijo, “si, esta es Diagonal Tte Cruz” cuando estábamos en la Avenida teniente Cruz, se me dificultó un poco llegar. Pero lo hice. Y conocí otra parte bizarra de Santiago. De hecho, me arrepentí de no haber llevado la cámara, ya que me encontré con un edificio muy raro que me llamó mucho la atención y un supermercado semivacío y tétrico. Otra vez será. Luego, molesto por no saber que hacer ni que esperar de Saturnino, me quedé pegado en un paradero de micros, sentado, mirando como pasaban los autos y disfrutando del viento, quería irme, pero no quería irme. Si no resultaba la reunion, iba a ser una espera muy fome hasta el lunes (olvidaba que disponia de plata) Pero iba a ser lo mismo si me iba, y tal vez no iba a poder volver. Seguí cavilando en el paradero , hasta que le pregunté a un tipo que al parecer estaba haciendo lo mismo que yo, pero sin música y con cigarros: “¿Cuánto mas allá queda Pajaritos?” “No mucho”, me respondió “como cuatro cuadras” Y sin tener idea de donde estaba mas que saber el nombre de las calles (Tte Cruz/Travesía), me puse a caminar. Y caminé por lugares ignotos y salvajes, donde la ciudad se mezclaba con el campo. No pensé que fuera tan raro hacia el poniente “Si el homecenter debe quedar cerca” pensaba, basándome en el hecho de que había visto el letrero de una conocida cadena de restaurantes de comida ràpida que estaba cerca del Supermercado al lado del cual estaba el homecenter. Salí al paradero 8 de Pajaritos, caminé unas cuadras por entre la floresta y las veredas sin pavimentar cuando, en lontananza, veo un estacionamiento. “¡Ah! llegué luego Era el supermercado, pero no había nada al lado, mas que una calle. Me fijé mejor y me dí cuenta que era la versión ‘Express’ del supermercado, es decir, antres tenia otro nombre... “¡Rayos!”. Después de pensar un rato si era prudente continuar, me acerqué a un transeúnte y le pregunté si sabía donde quedaba el otro supermercado. “Ah, creo que está en el paradero once” me dijo “ah, gracias” dije. Estaba en el paradero 9 y, mientras me ponía mis audífonos pensé “Dos paraderos no es tanto...” Estaba en esas cavilaciones, cuando sentí que el transeúnte me preguntaba algo “¿Cómo?” pregunté, sacándome los audífonos “¿Está esperando a alguien?” me preguntaba. “Eh, no, no” le dije, extrañado. “Ah, es que yo estaba esperando a una gente de una reunión de ex compañeros de curso, y pensé que...”.”Ah. No”, lo interrumpí con una risa. “Excompañeros de curso les dicen ahora”, pensé. La diferencia de edades entre él y yo era notoria... “Ja! Si yo cacho”, pensé “yo también he estado esperando a excompañeros, jajajajaja”, mientras me alejaba, con algo de morbo. Caminé, caminé y caminé hasta que al fin llegué a mi destino. Pagué lo que debía. Miré cosas que no me satisfacieron, otras que eran demasiado satisfactorias (las lámparas ‘Shangri-La’ la llevan) y luegosalí a tomar el bus semibajo que quería tomar. Fue una experiencia extraña. Hasta última hora pensé en la partida, pero al final no lo hice. Saturnino me llamó a las 11:15, avisándome que no podía. Al menos, me llamó... Bueno no importa, igual lo pasaré bien mañana...

Domingo, 12:30 pm: Desperté “¡Claro que lo pasaré bien!” Pero ¿cómo?. No me decidia que hacer. Quería ir a la rave de la Plaza de la Constitución, en una de esas hacía un reportaje para loquebuscas.net. “Eulogio, ¿vamos a la rave?” “Noo, tai looco, esa es tu onda”. O podía ir donde Tristán, a pecharle computador. Estaba tirado sin saber que hacer, mientras continuaba la lectura de The Vampire Lestat cuando repentinamente, Prosapio se me vino a la mente. Terminé el capítulo que estaba leyendo, y lo fui a llamar. “Hermenejildo, tu sabes donde esta mi casa” dijo “y sabes que cada vez que vengas serás bienvenido” “Gracias” me emocioné. “Pero vas a tener que pensar en un personaje porque estamos jugando rol acá” “Bacán”, dije ”hace tiempo que no juego”... “Eulogio, ¿vamos dónde el Prosapio?” dije “Uh, noo, me voy a quedar aquí ñoñeando” me respondió mientras jugaba Need For Speed Underground “”Eulogio fome...” pensé, aunque en realidad no me molestaba la idea de ir solo. Todo fue agradable, desde el viaje de ida, que, acompañado de musica, a la somba y con mucho viento era como andar en bicicleta por el campo. Luego, la estadía fue mas agradable aún, ya que la familia de Prosapio me tiene en muy buena estima, afortunadamente. Y prosapio que siempre me hace saber la alta estima en la que me tiene (Y a todos los de la tropa, aunque hayan voces disidentes) Aún cuando terminé siendo un hada en el juego. Pero un hada guarra, al fin y al cabo, jajajaja. Fue muy agradable y rico, hasta el viaje de vuelta. El cliché de las sardinas es aplicable en un cien por ciento. Todo por la época navideña... Al llegar a mi casa, Eulogio todavía jugaba Need for Speed. Fui a tomar once, y su madre me dijo que si quería, me podía quedar con ellos el proximo año, yo estaba tan agradecido y complacido por el ofrecimiento que no respondi mucho, pero le deje en claro mi agradecimiento. Y al final que ahora somos super buenos amigos. Que divertido... Que agradable. Así, me fui a la cama con una sonrisa...

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Ahora escucho: U.N.K.L.E. - Be there

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