11.3.03

Este humilde tratado intenta resumir los pequeños e inútiles trozos de sabiduría que mi paso por la vida ha generado, y que han sobrevivido a la continua destrucción de la autocrítica (para la cual soy un maestro). Probablemente a nadie le interese, pero hay cosas que debo perpetuar antes de que se me olviden.

Si tú, querido lector, estás leyendo estas lìneas, quiere decir que atravesé la barrera de mi propia fuerza de voluntad, y al fin que publiqué o posteé o, irónicamente, blogueé este tratado ( o que simplemente me sacaste la croquera el la cual estaba escribiéndolo, lo que no me importa, porque lo hice para que lo leyeran, y de todas formas se te dificultará la lectura si fue así, jeje)

Si esto se ha convertido en un blog, es una situación irónica, ya que la sola idea de poner tu vida a la vista de cualquier persona con acceso a internet, me parecía repulsiva (de hecho, en mis comienzos como artista digital inicié una campaña contra las páginas del tipo "Mi Página") preo creo que ahora tengo que decir algo importante, no muestro fotos de mi perrito... ¡En fin!... Es irónico también, ya que conocí los blogs gracias a una persona con la cuual tuve una amistad bien importante, la cual termino de forma poco heróica, llegando a convertirse en algo como un antagonismo teatral; gracias a él, y en el momento del antagonismo, por circunstancias que no vienen al caso; conocí los blogs.

El tiempo ha pasado, la configuración universal ha cambiado, algunas heridas han sanado, se han abierto otras nuevas(que no son muy grandes, pero sí profundas, y duelen constantemente, con un dolor espeso). Mas, el resultado general es mucho mejor que el de hace un tiempo. He conocido gente increíble, un amigo increíble en especial (F, you rule!), y me he reencontrado con personas que, de todos modos, son importantes (y mucho) para mí. Y estoy (casi) contento. Así, desde el ojo del huracán, puedo reseñar lo que he aprendido antes de pasar al siguiente nivel, o antes que se me olvide.

De lo anteriormente dicho, podemos extraer el primer y más importante axioma:

"Dale cuerda y no se va a aburrir de hablar huevadas"(sic)

Los axiomas subsiguientes no serán postulados, necesariamente, por orden de importancia, sino que cuando se me ocurran >:)

Agradecimientos: Gracias señor M.A., por ser el catalizador de mi entrada al blogger, aunque tu no postees hace como un año...

El segundo axioma, que tambien predomina por sobre el resto es:
"El escribir para expiar tus culpas es un buen ejercicio, pero a la larga es sumamente dañino para la salud"

Es simple: Si Juanito* tiene un problema con uno de sus amiguitos (o con todos sus amiguitos) y nopuede contarle a alguien, no tiene alguien que lo escuche, o simplemente no quiere contarle a alguien ¿qué hace? Escribe lo que quiere que el otro sepa ¿Por qué?; Porque probablemente tema a su rechazo, o porque, simplemente no tiene el valor suficiente como para expresar lo que realmente siente (o para ejercer su derecho a expresarlo). Además Juanito espera que lo que ha escrito sea (furtivamente) leído por alguien, especialmente, su amiguito. Así, Juanito libera una presión que, de otra forma, serviría para aumentar su necesidad de liberarla con la persona adecuada, se relaja, y se siente mejor. Pero no soluciona el problema de base. Entonces, el problema se comienza a escapar de sus manos, y cuando se decide a actuar, ya es muy tarde.Y sólo puede ver como su ansiedad aumenta...

NOTA: Claro, es mas recomendable ignorar este axioma a actuar como el amigo de Juanito, quien prefiere ignorar la presion que está a punto de destruírlo... Lo peor es que tambien daña a Juanito, y sus amigos más cercanos se dan cuenta... Y se preocupan.

*los nombres han sido cambiados para proteger a los inocentes




Existo, luego pienso

Es obvio: los árboles existen, y no piensan; los anomales existen, y no piensan (esto último es algo absolutamente discutible); la Carlita Ochoa existe, y no piensa (y aparte es fea la pobre, claro que todo se soluciona con un highlander)... Descartes obvió el hecho de que para que se genere el pensamiento, debe existir uns entidad con la potencialidad del pensamiento y que el caso contrario es altamente improbable (a menos, claro que con estas maravillas de la física moderna, se descubra algun tipo de singularidad espacio-temporal, o algo similar al conglomerado de Einstein-Bose que comenzara a existir sólo desde el momento en que comenzara a pensar, uno nunca sabe ¿no?... pero al menos las cosas aquí en la Tierra no son así). Sé que ese no es precisamente el significado que le quiso dar a su axioma, sino que es una traducción mala que se presta para estos juegos linguísticos. El punto es que es éste axioma, el tercero de mis postulados, el que me permite ser sincero (tan abrumadoramente sincero) con los demás y conmigo mismo. Me guío principalmente por mis impulsos, por lo que siento, no permito que estos pasen por por el cedazo de la racionalidad, mientras me sea posible (por eso digo tantas cosas que suenan mal, niños). La racionalización ensucia el alma.Es por eso que digo cosas que me hacen ver como un idiota, porque soy consecuente conmigo mismo. Cada vez que ruimio pensamientos (lo que es demasiado seguido para mi gusto) ensucio un poco mas mi alma. Cuando actúo sin cuestionarme, me limpio, me vuelvo más inocente. El problema es que, por naturaleza y por circunstancias externas, no puedo aguantar setar limpio por mucho tiempo, debo volver a ensuciarme. Pero para eso, primero existo...

Uno de los axiomas que mas recurrentemente llega a mi mente por estos dias es el siguiente:
"No le pidas peras al olmo (áún cuando te als haya dado alguna vez, y sin que se las pidieras)" o "No le pidas peras al olmo, espera a que él te las dé".

Hermenejildo Secco era un joven tristón y solitario, que durante su vida tuvo miles de conocidos, pero sólo un amigo real. Estaba tranquilo, era relativamente poco efusivo, deambulaba por la vida sin mayor alegría, pero no le preocupaba tampoco. Llevaba un tiempo sólo, sin amigos, sin novia. No le preocupaba en absoluto. Su único problema es que era muy diferente a l@s demás jovenzuel@s de su edad, y lo sabía. Eso hacía que se rodeara de una burbuja falsamente permeable al mundo externo, la cual lo protegía de formar lazos afectivos estrechos. En otras palabras, no le importaba, no le interesaba o bien, tenía miedo de querer a alguien. Hasta que un día, esa burbuja fue destruída por Saturnino Gonçalvez, un niño-adulto que con sua amabilidad, simpatía y cariño, penetro la burbuja de Hermenejildo con al facilidad que un virus irrumpe en la membrana celular, a través de su receptor específico, destruyéndola, y así dejando a Hermenejildo indefenso ante las agresiones de la afectividad. Ermenejildo era feliz. Por fin había alguien que lo escuchase, entendiese y por sobretodo, que lo quisiese; sin cuestionarlo, sin ponerle etiquetas falsas, sin condiciones. Por fin tenía alguien a quien querer sin razón lógica. Por fin tenía un amigoHermenejildo era feliz. Tambien se habia convertido en un niño-adulto. Con su burbuja inexistente, (o al menos , masivamente agujereada) Hermenejildo comenzó a hacerse de más amigos y a sentise más ligado a otras personas. Mientras tanto, su amistad con Saturnino era cada vez mas fuerte. Tanto, que comenzaton a surgir "comentarios", los cuales no molestaban a los dos amigos, ya que la mayoría de ellos eran alguna especie de halago a la solidez de su amistad. Hermenejildo, por su parte estaba embelesado con la belleza de una relación ilógica, limpia y sin segundas intenciones, y creo que Saturnino también. Hermenejildo era feliz. Por fin tenía un punto de apoyo que le ayudase a ser el punto de apoyo de otros (ya que el sino de hermenejildo al parecer era que la gente lo considerase un apoyo, claro que como todo, no le molestaba, era difícil, si) Por fin había logrado romper el miedo de comunicarle a otro lo que sentía. Pero Saturnino parecía no haberlo perdido, a pesar del cariño que evidentemente sentía por su amigo, no lograba mostrarse conscientemente. Conocía a Hermenejildo perfectamente, pero Hermenejildo hubo de conocerlo por deducciones. Aún así, por mucho tiempo estuvieron contentos.

Repentinamente, el nuevo mundo que Hermenejildo había construído a su alrededor se derrumbó sin que pudiese entender porqué: una de las personas con las que había formado lazos, repentinamente decidió que no lo soportaba más y se alejó de mala forma y sin decir por qué. Era alguien influyente, que de alguna forma u otra, convenció a los otros que Hermenejildo era alguien indigno de confianza. Saturnino, al parecer, también fue influenciado por esta persona, ya que su actitud hacia Hermenejildo había cambiado sustancialmente. Ahora los comentarios parecían afectarle y cada vez era menos amable y cariñoso con su amigo. Hermenejildo estaba destrozado. Aparte de haber perdido a una persona que era importante para él, y estar perdiendo a quien era más importante para el aún, no tenía idea de la razón de todo, y ésto lo angustiaba. Se sentía culpable. Decidió tomar cartas en el asunto. Trato de despertar epistolarmente a Saturnino, mostrarle su dolor, ser una vez mas estúpidamente transparente, fustigarle para que expresase lo que sentía... Al final, le resultó a medias, ya que la actitud de Saturnino mejoró, pero nunca hablaron de eso, y hasta el día de hoy Saturnino no le dice nada a Hermenejildo. Saturnino no sabe lo que siente, le tiene miedo a lo que pueda sentir. Hermenejildo no sabe lo que siente, pero no le tiene miedo a lo que pueda sentir. Esto va en picada, se deteriora. Hermenejildo es un estúpido, porque le sigue pidiendo peras al olmo, lo presiona. Y este olmo ya no da peras, y menos bajo presión. Hermenejildo es un idiota, ya que su vida ha sido decorada con dos inmensos perales, a quienes quiere mucho, pero quiere que ése olmo le de peras, a pesar de como sufre, de como se siente... ya se había acostumbrado al sabor de esas peras (bueno, eran exóticas, ¿no?). Hermenejildo ve como su amistad está muriendo de forma poco heróica. Y es por eso que sufre. Por pedirle peras al olmo.



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